Artículo de opinión de Marcial García Schreck para el diario Gestión.

Artículo de opinión de Marcial García Schreck para el diario Gestión.

El viernes 19 de julio, la OCDE que agrupa a las 34 principales economías del planeta, presentó un plan de acción para resolver el problema de la erosión de bases imponibles y transferencia de utilidades de las multinacionales (denominado BEPS, por sus siglas en inglés; “Base Erosion and Profit Shifting”). Esta es, sin lugar a dudas, una de las iniciativas más ambiciosas que se han planteado para combatir la evasión fiscal, que ha dejado en una posición incómoda a algunas de las grandes multinacionales, particularmente a las del sector digital, quienes consideran que esta medida podría afectar el comercio, la innovación y la creación de puestos de trabajo. Esto dará mucho que hablar por el impacto fiscal que tendrá alrededor del mundo, inclusive en países que como el Perú no son miembros de laOCDE pero que han sido invitados a ser parte de este esfuerzo.

En palabras del secretario general de la OCDE, el mexicano Miguel Ángel Gurria, este plan, que incluye 15 acciones y se desarrollará en los próximos dos años, “marca un punto de inflexión en la historia de la cooperación tributaria”. Esta hoja de ruta permitirá a los países diseñar estándares transparentes y coordinados a escala mundial que necesitan para contrarrestar prácticas que permiten reducir la tributación global de grupos multinacionales de manera artificial, mediante la transferencia de utilidades de un estado a otro, aun cuando dichas prácticas cumplan con la legalidad vigente en cada jurisdicción. Se dice que esto lo consiguen amparándose en una serie de deficiencias y vacíos legales entre diferentes jurisdicciones para evitar pagar impuestos.

La OCDE destaca que las normas tributarias internacionales, muchas de las cuales datan de los años 20 del siglo pasado, permiten manipular las utilidades de los grupos multinacionales con base en estructuras jurídicas artificiosas y advierte que la erosión de bases imponibles constituye un grave riesgo para la recaudación tributaria, la soberanía fiscal y la equidad tributaria de muchos países. Algunos piensan que, en el fondo, esto no es una novedad que debería ser motivo de tanta preocupación. El planeamiento fiscal, después de todo, existe desde que hay los impuestos. Sin embargo, aun cuando esto fuese cierto, para la OCDE, muchas empresas, desafortunadamente, abusan de las reglas vigentes, y esta problemática se ha agravado hasta el punto que se ha tornado intolerable. El plan de acción apunta a remediar esta situación y así poner fin a la evasión fiscal.

Este trabajo debe dar lugar a recomendaciones para la modernización de los sistemas tributarios de los diferentes países. También se proponen cambios en el Modelo de Convenio para Evitar la Doble Imposición Internacional, así como en las Guías de Precios de Transferencia de la OCDEque tienen por objeto establecer principios de conducta, tanto para las Administraciones Tributarias a nivel internacional como para las empresas multinacionales, para evaluar los precios que se aplican en transacciones entre partes vinculadas.

En suma, la tributación internacional pasa por un momento de transición y hay buenas razones para seguir de cerca este asunto. Para empezar, porque el Perú, sin ser un país miembro, ha recogido en su normativa interna los lineamientos de precios de transferencia de la OCDE y porque sigue en gran medida el Modelo OCDE al negociar convenios para evitar la doble imposición. Si de algo podemos estar seguros es que cada vez habrá menos cabida para estructuras fiscales agresivas y el Perú no es ajeno a esa tendencia, pues en la era de la globalización es muy difícil remar contra la corriente. Las empresas, por tanto, están obligadas a ser más cautas que nunca.