Publicado hoy en el Diario 16.

“Cuidado con quien habla de poner las cosas en orden, significa que quiere poner las cosas bajo su control”

(Diderot)

Publicado hoy en el Diario 16.

“Cuidado con quien habla de poner las cosas en orden, significa que quiere poner las cosas bajo su control”

(Diderot)

Lo que faltaba. Ahora un nuevo proyecto de ley que quiere poner filtros a contenidos para adultos en Internet. Después vendrán las intromisiones a los contenidos televisivos, a los medios impresos, a la radio y quién sabe qué genialidad más.

No terminan de entender estos legisladores que ese afán controlista no soluciona ningún problema. Al contrario, los incrementa. Genera mecanismos alternos e ilegales para sortear filtros que encima son imposibles de implementar.

Según el mismo criterio, para evitar el embarazo adolescente, todas las jóvenes deberían nacer con una ‘T’ de cobre y sólo las que deseen salir embarazadas se lo deben quitar.

Según el mismo criterio, para evitar que los menores fumen o coman comida chatarra deberían coserles la boca y sólo con permiso de los padres liberárselas para comer una vez al mes.

¿Le parece ridículo mi ejemplo? Pues así de ridículo es el proyecto. Es tan ridículo que en ningún país demócrata y civilizado existe ese tipo de filtros para, según el proyecto, evitar la pedofilia y el comercio sexual de menores.

Incluso, el mencionado proyecto legislativo se justifica diciendo que la mayoría de gente ya no ingresa a Internet en cabinas públicas donde sí existen filtros para menores. Por ello, es necesario poner filtros en las computadoras de cada casa y si algún mayor de edad quiere acceder a contenido para adultos, tiene que solicitar permiso para hacerlo desde su computadora. Sí, así de extraño.

Al parecer, el legislador pretende pasar sobre las decisiones paternas y decirles a los jefes del hogar qué puede y qué no pueden tener, y en todo caso deben pedir permiso para escoger lo que quieren ver, escuchar o leer.

¡Ya basta! Dedíquense a solucionar problemas reales y que sean competencia exclusiva del Estado y de sus legisladores. Dejen de meterse en la vida y decisiones de las personas. Usen ese afán autoritario y controlista en sus vidas privadas y dejen de jorobar al resto de ciudadanos.

Hasta el próximo jueves,

NO TERMINAN DE ENTENDER ESTOS LEGISLADORES QUE ESE AFÁN CONTROLISTA NO SOLUCIONA NINGÚN PROBLEMA. AL CONTRARIO, LOS INCREMENTA

Rosario Sasieta