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Tambo Inga
admin
Área de Derecho Constitucional

Última actualización: 13 - 02 - 2014

Por: Francisco Iriarte

Por: Francisco Iriarte

Un suelto periodístico nos hace llegar la terrible e ingrata noticia de la actual situación de Tambo Inga, en Puente Piedra. Este testimonio de las obras y de la organización vial del antiguo Perú, está desapareciendo sepultado por una carga de ignominia, de ignorancia, de descuido y de prejuicios, a un paso de la Capital del país ¡Qué pena! Y eso que está al borde de la Panamericana Norte y delante casi de la Escuela de Policía. Ni los custodios del orden ni los funcionarios del Municipio cercano se han preocupado de cuidar este valioso testimonio del ayer nacional.

Este sector del territorio estuvo antes cubierto de restos de construcciones de variado tipo que, en su mayoría, han sido arrasadas por un mal sentido de modernidad, hasta Piedras Gordas, y lo que es peor, se sigue avanzando en un proyecto que destruirá, según informa el Ministerio de Vivienda y el de Comunicaciones, todo un enorme sector lleno de valiosos testimonios hasta la entrada de Pasamayo, en la Quebrada al Sur de este camino hacia la altura de Huachoc, por donde discurría la antigua carretera al Norte de Lima.

El área de la que hablamos corresponde a lo que Julio C. Tello denominó “Grandes Necrópolis de Ancón”, que se extienden desde la parte alta del Cerro San Pedro, con acumulación de depósitos de deshechos de cocina (a los que Uhle denominó “Kjojenmontingos”,además de cementerios arqueológicos que se superponen hasta alcanzar los 16 m.  de depósitos de cuerpos, algunos de los cuales están momificados y gran cantidad de ofrendas de piedra, madera, tejidos, huesos de animales, metales, etc., que los antiguos peruanos supieron labrar para ofrendar a sus queridos parientes sepultados en  esos terrenos, con cuidado para no molestar a sus “mallquis”.

Desde ese punto, ubicado al sur de la bahía, que une Piedras Gordas con el Templo construido por ello en la parte alta del San Pedro, y pese a los sectores invadidos por las gentes de estos tiempos que corresponden al “Pueblo de Pescadores” y a la “Urbanización  Miramar”, a  demás del sector bajo de la Avenida del mismo nombre, como ya lo demostráramos hace más de 50 años, hasta la altura del cementerio actual y de allí al Cerrito de la Luz y la Quebrada al sur de Pasamayo.

Señalamos que varias tesis –incluyendo la nuestra- tratan de los contenidos enterrados allí desde los inicios de la Civilización, con el establecimiento de una extraordinaria colonia Chavín (s. XVI a.C. aproximadamente), que fue trabajada parcialmente por Tello y sus auxiliares hace casi 70 atrás, con testimonios que se custodian en el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia de Pueblo Libre. ¿Cómo, sin el estudio arqueológico preliminar siquiera, se quiere construir una gigantesca urbanización que, además, modificará el medio ambiente que caracterizaba al conjunto arqueológico?.

Ancón, además, es un testigo de la infausta Guerra del Pacífico, por lo que debería ser un valioso elemento de estudio patriótico de nuestra desapasible historia republicana- ¿No lo creen así?.

 

 

Francisco Iriarte Brenner

Jefe de la División de Patrimonio Cultural. 

Iriarte & Asociados

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